El fotógrafo de Columbus, Ohio (aunque él insiste en que vive en su propia imaginación), nacido en 1950 representa un extraño caso en la red, donde es mucho más fácil encontrar representaciones de su obra que datos sobre su vida y el desarrollo de su vis creativa.
El largo camino que le llevó a su estilo definitivo publicado en 2002 por la mítica editorial Taschen con el nombre de Motel Fetish, comenzó a principios de los 70 cuando después de graduarse viajó en autostop por los Estados Unidos, ese viaje despertó el interés por el arte; compró una cámara Leica de segunda mano y de forma autodidacta se convirtió en fotógrafo callejero, autopublicándo en 1979 un pequeño volumen de fotografía callejera en blanco y negro, un pequeño librito titulado «Buda murió de muerte natural» (Buddha died a natural death).
Los 80 transtornaron todo, al punk le siguió la New Wave y en el trabajo de Ray Kryder el blanco y negro callejero dió paso al color y a cierta sensibilidad pop. Sus compañeros de entonces eran Jack Dauben y Wayne Kral, dos personajes surrealistas, poetas y pintores. Los tres eran visitantes asiduos del club Crazy Mama´s de Columbus, su ciudad natal, un lugar de encuentro para artistas, hipsters y trendies de la época. Roger McLane, compañero del instituto y barman del club abrió una galería de arte en esos días y nuestro fotógrafo le pidió hacer una pequeña exposición, no se impresionó por la arrogancia de Ray Kryder, ni le interesaba el arte contemporáneo ni la fotografía, estaba más interesado en el arte más underground, adelantándose diez años a la corriente dominan en lo que a tendencias artísticas se refiere.
La Ohio Gallery, como se llamó, fue abierta en 1982 y durante varios años fue un centro de happenings, música y cine cerrando en 1986. En la actualidad sigue siendo el estudio del fotógrafo y permanece todavía en la fachada el nombre de la antigua galería. Los 80 representaron el paso de la fotografía callejera en blanco y negro a trabajar en el espacio controlado de un estudio.
En la primera exposición en la galería Ohio trabajó en dar un tratamiento pop a calendarios pin-up de los años 50 con poses y motivos clásicos en 12 fotos, no fue algo demasiado original pero fue un comienzo para lo que el autor llamó el código de la seducción. En su investigación sobre el universo pin-up, Jack Dauben le descubrió un anuncio publicitario llamado «Private Peeks», lo envió y recibió a vuelta de correo sus primeras imágenes de Betty, la conocida pin-up que popularizaron Irving y Paula Klaw. Se inspiró y se deprimió al mismo tiempo, daban ganas de abandonar ante semejante belleza y la honestidad en su sentido del placer, pero hubo algo en esas imágenes que según el propio fotógrafo le habló a su interior, era la forma espontánea y sin pretensiones de su presentación, el ambiente que traslucían y su innegable contenido erótico. En el trabajo de Irving y Paula Klaw todo es indiferente menos la modelo, todo parece caótico o espontáneo si queremos, como formando una especie de fondo, este caos se reflejaría más tarde en Motel Fetish.
Durante los 80 Ray Kryder y sus amigos viajaban a Nueva York unas tres o cuatro veces al año quizá debido al auge que el East Village iba tomando en la escena artística del momento. Pasaban sus noches entre el Mudds Club, el Peppermint Lounge y la Danceteria. Un día caminando por la calle catorce mientras iban curioseando por algunas tiendas de comerciantes portorriqueños miró hacia arriba vio un letrero que en letras doradas ponía: «IRVING KLAW THE PIN-UP KING». Era una especie de señal, en la excitación del momento relata que cayó tres veces, como Jesucristo, antes de llegar al segundo piso y entrar en la sede donde durante décadas había residido el imperio del bondage y del pin-up de Irving Klaw. Detrás de un viejo mostrador de madera estaba Paula Klaw, la hermana del artista y que fue la que tomó muchas de las fotos que había cautivado a Ray Kryder. Muy amablemente le preguntó si podía ayudarle en algo y el fotógrafo del que nos ocupamos solo acertó a pedirle unas fotos de Betty, la pin-up, pero lo que en realidad quería era conocer a las modelos menos populares, le señaló una serie de pequeñas vitrinas diciéndole que podía elegir las fotos que quisiera a un dólar por foto. Su sorpresa fue que no sólo encontró fotos originales sino también los negativos originales. Para Kryder fue como una especie de experiencia religiosa. Más tarde la tienda se trasladó a la calle dieciocho donde ya no pudo tener acceso a los materiales originales sino a copias de esos materiales.
Mientras tanto y de vuelta a Columbus, estamos a mediados de los 80, conoció a la batería de los Gibson brothers, creadores del blues post-punk, Ellen Hoover con la que se casó. Los antecedentes de lo que podemos ver en el libro Motel fetish los encontramos a comienzos de los 90, cuando fotografió a Ellen vestida con conjuntos de su propia elección. Fue por entonces en 1995 cuando su amiga Stephanie Sulser le pidió que la tomase unas fotos con carga erótica, la sugirió que se pusiera un serie de prendas vintage que había ido coleccionado con el tiempo. El escenario una silla Bertoia Diamond tapizada en rojo sobre una alfombra verdeamarillaal lado de unan lampara de pie de los 60, le pidió que se pusiera de cara a la lámpara, se inclinara hacia adelante y apoyara sus manos en la silla. Fue la primera foto de Motel Fetish, todo lo que le interesaba en fotografía estaba presente en esa instantánea. Pudo ver las infinitas posibilidades narrativas, los retratos y la vida en si misma en un trabajo de cierta oscuridad saturada de color. Comenzó a trabajar de forma compulsiva, a tiempo completo, en este tipo de obras, fotografiando a amigas y conocidas. Comprendió que trabajar con mujeres que no conocía en absoluto no transmitía el sentido que intentaba proporcionar a sus trabajos y consideró más respetuoso con los mismos y las modelos conocerlas un poco más. Afirma que quizá sea típico del carácter reservado de un hombre del medio oeste.
En 1997 Ray Kryder recibió una llamada desde Los Angeles de una vieja amiga de los tiempos del Crazy Mama´s, Cyinthia Patterson. Era la directora artística de las revistas LegWorld y Taboo. Estaba al tanto de su trabajo y le encargó trabajos para ambas revistas. Cynthia le presentó como una novedad y su nombre ya reputado le ayudó a promocionar el proyecto Motel Fetish. Un año más tarde le programo una serie de sesiones en Los Angeles con nuevas modelos. Cynthia Patterson puso en el mapa el Motel Fetish.
Un poco antes había enviado a Taschen Verlag su portfolio del Motel Fetish recibiendo la breve y concisa respuesta: «Nunca vuelva a enviar nada». Pero era demasiado tarde para parar, continuó con su trabajo y pronto las llamadas vinieron de las costas este y oeste y de Europa. Motel Fetish estaba recibiendo muchísima atención por parte de la prensa y consiguiendo lo que podríamos denominar una masa crítica.
Un día Eric Kroll le llamó y le dijo que con sus trabajos se podría publicar un libro excelente. Se encontraron en un bar de San Francisco llamado el Deluxe en Haight Street, cada uno de ellos llevó una modelo, y amiga, el pidió Tequila, Ray Kryder Bourbon; en ese momento comenzó una bonita amistad. Más tarde le envió cerca de un millar de fotos que Eric presentó como idea a Benedikt Taschen. El resto es el libro que tengo en mis manos y que desde este post les presento.
Como el propio Ray Kryder afirm:
«El Motel tiene muchas habitaciones, haga su reserva»
Otros libros de Chas Ray Kryder en www.motelfetish.com